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Your Honor (2020), justicia de clase

Póster La Rebelde

«Hacete amigo del juez, no le dés de qué quejarse
y cuando quiera enojarse, vos te debés encoger
pues siempre es güeno tener palenque ande ir a rascarse
«

JOSÉ HERNÁNDEZ, la vuelta de Matin Fierro

*Por Donato Di’ Nunzzio

El capítulo presentación de la serie resulta trascendental, un suceso doloroso recreado de forma impactante, desesperante, en el que se logra aquello que sólo las excepciones del cine pueden alcanzar: meter al espectador dentro de la escena, agitar todas sus emociones como si estuviese mirando desde adentro. Bryan Cranston (Walter White o Heisenberg en Breaking Bad) es un juez progresista tendiente a favorecer a los de abajo, los negros lumpen del sur esclavista en los Estados Unidos. Mueve los hilos en favor del acusado y acredita al implacable sistema de justicia cuyos defensores de pobres y ausentes son provistos como resortes necesarios de la maquinaria.

La trama de la serie transcurre en torno al juez y al hecho desgraciado. En cada capítulo entra en juego algún detalle que complejiza la resolución clara y evidente. Pudo ser otra historia simpática del realismo mágico si se hubiese movido unos kilómetros al oeste y hacia el sur, atravesando el río Bravo.

Tal vez Nueva Orleans, como ciudad pequeña –no tanto, aunque menos que las monstruosas urbes yanquis de rascacielos– se ofrece para encuentros casuales entre personajes, por sus calles coloniales, en edificios públicos o a orillas del Mississipi. La ciudad del jazz, aquella por la que pasan los huracanes, la de Treme –otra serie a degustar-, es también el lugar indicado para reflejar la corrupción, la violencia policial y el sucio poder político que completan la maquinaria de un sistema tramposo, donde las leyes constituyen el medio de exclusión para las mayorías y privilegios para algunos. Este clima familiar de Nueva Orleans pinta la comedia que configuran las Instituciones en un banquete que sabe a frutos de mar; sus comensales son el juez, la senadora, un candidato a jefe de gobierno y el perro de policía moviendo la cola a la espera de algún hueso.

Como argumento final para recomendar esta serie queda el abordaje al juicio por jurados, esa trampa ingeniosa mediante la cuál la democracia más avanzada del mundo manipula y utiliza la ignorancia política de los comunes para condenar a los despojos y rebeldes del sistema. Todo cierra; están las leyes, las instituciones, los hombres sabios y formados. Juzga el pueblo, solo hay que conducirlo.

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Breaking Bad (2008), el cuento del Tío Sam

*Por Donato Di’ Nunzzio

El mandato social del norte, el sueño americano, nos ha falseado desde los orígenes de la Gran Nación la posibilidad de ser tu propio patrón. El Tío Sam vela por usted, lo observa, lo protege. Si llega a los Estados Unidos, se esfuerza, continúa esforzándose y –ante todo– si es un buen ciudadano, el gran país del norte proveerá libertad, y lo mejor, sin dudas, es que trabajará para usted mismo. Un canto a lo imposible, una oda a la infamia, pues ninguna riqueza se produce sin explotar a otros. El verdadero llamado del Tío Sam es algo así como «déjese explotar, perviértase y luego será otro rufián más, con ciertas libertades».

Póster Tío White

Walter White se ha esforzado, se graduó en la universidad y ha realizado descubrimientos importantes en el campo de la química; con todo, el Tío Sam le falló. Bien, el Tío Sam jamás se equivoca, Walter White deberá esforzarse aún más para satisfacer el sueño del Tío. Walter enseña en una escuela secundaria del sur fronterizo, es apasionado por transmitir conocimientos y se frustra con sus arrogantes estudiantes adinerados. El profesor White tiene dificultades económicas, hace trabajos extra en un lavadero de autos, se avergüenza de ello. Se sonroja frente a la mirada del Tío Sam. Un buen día, su salud es acorralada por el cáncer, sus finanzas y el sistema médico del Tío Sam también lo ponen contra las cuerdas.

Jesse Pinkman pudo ser otro joven afortunado bajo la tutela del Tío Sam. No lo fue, el camino de las drogas lo sedujo y el culto necio al mandato social de una familia tipo de la clase media [norte] americana, lo apartaron del progreso. Jesse Pinkman carece de afecto, va y viene por la barrera semipermeable de ese entorno familiar; busca su oportunidad de redimirse con el Tío Sam -¡Claro joven! Un disfraz de gomaespuma y panfletos en la calle es lo que puedo dar.

Jesse Pinkman y Walter White deciden ir tras el sueño [norte] americano. Si hacer fortunas requiere de violencia, ingenio y traiciones, que así sea, el mal camino es lo que hace falta para contentar al Tío Sam.

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Barfly (1987), la película de un perdedor

*Por Donato Di’ Nunzzio

En «La senda del perdedor» Henry Chinaski nos cuenta su infancia, su adolescencia y su juventud. Una familia típica norteamericana de clase media baja, un hijo descarriado que no asume el mandato y los vínculos desastrozos que construyen la personalidad de Chinaski. Es grosero, solitario, machista, violento por momentos y repulsivo a todo intento de socialización. Con un detalle a favor, Chinaski es inteligente y culto, debora libros y es conocedor de autores.

Barfly, una película de 1987, dá cuenta del Chinaski adulto. La trama es sencilla: un perdedor, dos mujeres, muchos bares, peleas a puñetazos y alcohol. No seduce la idea y tal vez no valga la pena sacrificar un sábado por la noche para verla; claro que podemos perdernos de ver una interpretación magnífica Mickey Rourke -la mejor, junto a aquella en la que protagoniza al luchador del titanes del ring yanqui-. Rourke se dobla sobre su cuerpo, lo lleva con pesar como un orangután; es sucio, su barriga de cerveza asoma bajo una camiseta asquerosa. Camina con dificultad y desliza frases con parsimonia, se cae, tropieza, se levanta refunfuñando y desafía al cantinero a peleas de puño. El personaje se potencia cuando se cruza por su bar Wanda, encarnada por Faye Dunaway, tan afecta a los tragos como Chinaski.

Joyitas, perlitas y guiños. El guión de la película fue escrito por Charles Bukowski, el verdadero Henry Chinaski, quien -con meticulosa atención- podremos ver en la barra del bar rindiendo culto propio a su personaje.

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