Volviendo de Castillo

Volviendo de Castillo

Giro a la izquierda desde Cristianía
pedaleo despacio por Venezuela
sobre mis piernas descansa
el peso de la semana.

Interrumpe mi distracción
un fulgor en la noche
hacia el horizonte
de San Justo.

Curioso busco huecos para espiar
alterno una mirada cautelosa
al espejito retrovisor,
a mi lado zumba el 174.

La descubro llegando a Lisboa
entre brillantes flores lila
de un jacarandá
y el irregular crecimiento
de las terrazas.

Pedaleo un último tirón
miro hacia abajo
para reforzar mis piernas
que trabajan contra
la suave pendiente.

Vuelvo al llano
veo esta luna
inmensa, anaranjada
preñada.

Calza perfecta
entre los postes de luz
tangencial al camino
de Cintura.

Me ha regalado
un poco de belleza
para romper
otro día maquinal.

Ilustración La Rebelde

Leyendo La Náusea, de Sartre, comprendí (y le robo el concepto) que existir es estar ahí, que la existencia no habita el mundo de los razonamientos. Y así nació este poema.

GERMÁN GROB, Volviendo de Castillo.

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