¡Tú si que tienes dueño!

Recuperada de internet, toqueteada por La Rebelde

«Este incidente me recordó una ocasión similar en la que había hablado sobre la humanidad de la mujer hacia el hombre. Siempre del lado de los perdedores, me molestaba que las mujeres hicieran responsables de todos los males al varón. Señalé que si realmente era un pecador tan grande como le pintaban las señoras, la mujer compartía con él la responsabilidad. La madre es la primera influencia en su vida, la primera en cultivar su vanidad y presunción. Las hermanas y las esposas continúan los pasos de la madre, sin mencionar a las amantes, que completan el trabajo empezado por aquella. La mujer es naturalmente perversa, argüí; desde el nacimiento del hijo varón hasta que alcanza la edad adulta, la madre no deja ningún cabo suelto para mantenerlo atado a ella. No obstante, la mujer odia verle débil y anhela el hombre viril. Idolatra en él aquellos rasgos que contribuyen a esclavizarla: su fuerza, egoísmo y exagerada vanidad. Las incoherencias de mi sexo mantienen al pobre varón oscilando entre el ídolo y el bruto, el ser querido y la bestia, el niño desvalido y el conquistador del mundo. Es en verdad la inhumanidad de la mujer hacia el hombre la que le hace ser lo que es. Cuando ella aprenda a ser tan egocéntrica y tan decidida como él, cuando adquiera el valor para ahondar en la vida como hace él y pague el precio debido, alcanzará su liberación y, de paso, también le ayudará a él a ser libre. Después de lo cual mis oyentes femeninas se alzaron frente a mí y gritaron: <<Tú sí que tienes un dueño, no nosotras>>» (Emma Goldman, Viviendo mi vida, pág. 612, Recuperado el 22/11/2015 de anarquismoenpdf.tumblr.com)

Invitada por el Women’s City Club de Los Ángeles, en 1915 y ante 500 mujeres, Emma Goldman ofreció estas ideas sobre el feminismo y se atrevió a criticar a las sufragistas. Fue tildada como enemiga de la libertad de la mujer y algunos miembros del club la censuraron.

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