Pizarrón y cacerola

*Por Germán Grob

Crónica de un paro antidominguero

«Las decisiones se toman en asamblea», consigna antiburocrática de la agrupación docente

El martes 10 de septiembre la conducción del SUTEBA, seccional Matanza junto a los distritos autodenominados «combativos», convocaron a un paro docente. Los mecanismos burocráticos, habituales y adoptados como práctica de la conducción, son ya conocidos: las esferas dirigenciales deciden a conveniencia y necesidad de los partidos políticos que disputan poder de representatividad en el estado, los militantes del aparato multicolor bajan el mandato formateado a sus escuelas, colectan firmas y finalmente esos mandatos rubrican la medida en asamblea o reunión de delegados. Cualquier mandato, moción o propuesta genuina de base, incluso las que surgen espontáneamente, son aplacadas por los votos del aparato. Alrededor de 100 militantes profesionales, rentados o semirrentados, reforzados con militantes satélites, deciden los destinos de la lucha. Así pues, la asamblea o reunión de delegados carece de democracia.

El paro entonces, políticamente es estéril, porque no busca ser progresivo ni coordinar la lucha con otros sectores. Es una simple medida aislada utilizada como propaganda para el electoralismo de la conducción. Estas acciones recortadas, oportunistas, contribuyen al descrédito que se ejerce sobre el docente; «paro dominguero», «feriado largo» -en vísperas del día del maestro- son ataques que fácilmente suelen lanzarse desde los medios de comunicación y desde las lenguas de quienes, en su individualismo material, buscan salvarse de la crisis.

Frente a esta contradicción -gremialismo electoralista o contribución al ataque a los maestros- algunos docentes elegimos hacer el paro activo, evadiendo el funcionalismo. Si la convocatoria oficial del sindicato, en su propaganda de campaña, busca visibilidad en los medios de comunicación funcionales y parte de la maquinaria de opresión; nuestro lugar, como rechazo a esas políticas, es en las calles y en los barrios que pisamos. En esta oprtunidad, la cita se dió en Luro y Ruta 3, donde las consignas de repudio a la gobernadora Vidal se acompañaron con los bocinazos de quienes pasaban por Laferrere.

Ollas hasta el tope, burbujeante la salsa de tomate, lentejas y arroz chispeando entre alitas y ranchos de un pollo. Derrames a las brasas, ante cada revuelta de cucharón. Se acercan los muchachos que venden en el bondi, cargan las bandejitas doblegadas ante el guiso ardiente. Asoman los vecinos, se animan y prueban el manjar. Alguna sobra para los perros guardianes de la parada. Vuelven los muchachos del bondi y duplican la ración.

Como epílogo de la jornada, nos sentamos al calor de un fuego que se desvanece y un sol que va asomando. Cruzamos ideas, trazamos la organización y pensamos un nuevo lugar de referencia. Nos condicionan las conducciones, continuamos a la espera de una lucha verdadera, lucha desde abajo y donde hay que estar.

Ver más en Decimos